Si usted padece de alguna adicción o esté relacionado con alguien que así padezca, hay esperanza. Si somos humildes y sinceros, podremos superar nuestras adiciones por medio de la expiación de nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y Servicios para la Familia SUD establecieron un programa inspirado para ayudarnos superar cualquier adicción. En este programa, Los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos se han adaptado al marco de la doctrina, los principios y las creencias de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para que formen principios claves in nuestra recuperación de adiciones.

Este sitio y blog no constituyen un sitio oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o de Servicios para la Familia SUD. Los pensamientos, mensajes, y comentario escritos aquí son los de aquellos que aquí los expresan.

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Todos somos hijos de un amoroso Padre Celestial, Quien conoce a cada uno de nosotros por primer nombre and Quien desea que seamos felices. El no nos ha dejado solos en esta vida tan difícil y llena de problemas y desafíos. El envió a su Hijo Primogénito para ser nuestro Salvador y El ha llamado a profetas modernas y lideres inspirados para guiarnos en Su Iglesia restaurada. Podemos usar la guía escrita con el apoyo de líderes de la Iglesia y de asesores profesionales por personas que han sido adictas y han experimentado el milagro de la recuperación por medio de la expiación de Jesucristo. Al lado derecho se ha puesto una conexión a una copia de la Guía que se encuentra en un sitio de internet de la Iglesia. Al aplicar los principios del Programa Para la Recuperación de Adicciones, podremos invocar el poder de la Expiación y El Señor nos librará de nuestro cautiverio.

Sunday, 30 August 2009

Tu Fe Te Ha Salvado, Ve En Paz


Cristo Con un Manto Rojo

En la magnífica pintura de Minerva Teichert, Cristo con un manto rojo, con las marcas de los clavos en las manos y con los brazos abiertos, se muestra en toda Su majestuosidad. Con ternura y compasión dirige Su mirada hacia todos que tratan de llegar hasta Él. Me encanta el simbolismo de nosotros que extendemos nuestros manos para tocar al Salvador.

Deseamos estar cerca del Salvador porque sabemos que Él nos ama y desea envolvernos “para siempre en los brazos de Su amor” (2Nefi 2:15). Su mano puede curar cualquier dolencia, sea espiritual, emocional o física. Él es nuestro Abogado, el Gran Ejemplo, el Buen Pastor y el Redentor. ¿A dónde más podríamos dirigir nuestra mirada, a dónde más podríamos acudir, a dónde más podríamos venir, sino a Jesucristo, “el autor y consumador de la fe”? (Hebreos 12:2).

Él dijo: “Sí, en verdad… si venís a mí, tendréis vida eterna. He aquí, mi brazo de misericordia se extiende hacia vosotros; y a cualquiera que venga, yo lo recibiré” (3 Nefi 9:14). Su promesa nos invita no sólo a extender nuestra mano hacia Él, sino también a dar los importantísimos pasos siguientes: Venir a Él.

Esta doctrina es sumamente motivadora y alentadora. El Mesías extiende Su brazo de misericordia a todos, siempre dispuesto a recibirnos, si es que decidimos venir a Él. Si venimos al Salvador con “íntegro propósito de corazón” (3 Nefi 10:6), sentiremos Su amorosa mano en las formas más personales.

Una Mujer Que Padecía De Flujo de Sangre

En El Nuevo Testamento, una mujer tomó esa decisión y sintió Su poder: “Una mujer que padecía de flujo de sangre desde hacía doce años, y que había gastado en médicos todo cuanto tenía, y por ninguno había podido ser curada, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; y al instante se detuvo el flujo de su sangre.”

“Entonces Jesús dijo: ¿Quién es el que me ha tocado? Y negando todos, dijo Pedro y los que con él estaban: Maestro, la multitud te aprieta y oprime, y dices: ¿Quién es el que me ha tocado?”

“Pero Jesús dijo: Alguien me ha tocado; porque yo he conocido que ha salido poder de mí.”

“Entonces, cuando la mujer vio que no había quedado oculta, vino temblando, y postrándose a sus pies, le declaró delante de todo el pueblo por qué causa le había tocado, y cómo al instante había sido sanada.”

“Y él le dijo: Hija, tu fe te ha salvado; vé en paz” (Marcos 5:21-34.

Me he preguntado qué habría ocurrido si esa mujer aquejada por el flujo de sangre no hubiese creído en el Salvador lo suficiente como para llevar a cabo el esfuerzo necesario para tocar el borde de Su manto. Entre aquella multitud, me imagino que llegar a estar tan cerca de Él le habrá requerido un gran esfuerzo. No obstante, “no dudando nada” (Santiago 1:6), ella persistió.

De forma similar, debemos demostrar que la fe en el Señor se ha adentrado en nuestro corazón lo suficiente como para motivarnos a actuar. La fe precede el milagro. El relato de la mujer con flujo de sangre nos enseña de uno de los milagros más bonitos de la vida del Señor.

En El Libro de Mormón, el profeta Moroni, hizo la siguiente pregunta, “Por tanto, amados hermanos míos, ¿han cesado los milagros porque Cristo ha subido a los cielos…?” (Moroni 7:27)

Como aquella mujer, los adictos, los enfermos, los pecadores y los que se encuentren lejos del amor del Señor Jesucristo frecuentemente necesitan un milagro en su vida. Yo doy me testimonio que milagros no han cesado hoy en día. Si tengamos fe y extendamos nuestras manos hacia Él, nos recibirá en Sus manos de amor y nos curará de nuestras aflicciones espirituales y físicas. Él es el gran medico.

(Algunas palabras de este mensaje se han tomado del discurso de la hermana Anne C. Pingree en la revista Liahona, Noviembre de 2006).





Sunday, 23 August 2009

Sé Humilde; y el Señor tu Dios te Llevará de la Mano

Yo le testifico que todos somos hijos espirituales de un amoroso Padre Celestial. Vivimos con Él antes de venir a esta tierra, y nos prometió que no nos dejaría solos en esta vida. Nuestro hermano mayor, el Señor Jesucristo fue escogido a ser nuestro Salvador para estar con nosotros en los tiempos de temor, depresión, tristeza y soledad.


"No Temas"

Observe el cuadro arriba. Imagínese que es uno de los niños. ¿Tendría usted miedo de cruzar la fuerte corriente de un arroyo? ¿Tendría miedo si el Salvador le tomara la mano?

Este hermoso cuadro se titula: “No Temas”. Los niños del cuadro no sienten temor, pues el Salvador les ayuda a cruzar al otro lado.

El hermano Greg Olsen, el artista que pintó este cuadro, explicó que los niños representan a cada uno de nosotros. “El arroyo representa los momentos de pruebas y de dificultad por los que todos pasamos”, dice él. “Debemos hacer nuestra parte, esforzarnos por dar lo mejor de nosotros y el Salvador nos llevará a salvo al otro lado”.

Cuando tenemos fe en el Señor Jesucristo, entendemos que no estamos solos en nuestra jornada por la vida. Si somos humildes y tenemos fe, podemos saber que el Señor nos llevará de la mano y dará respuesta a nuestras oraciones.

“Sé humilde; y el Señor tu Dios te llevará de la mano y dará respuesta a tus oraciones.” Doctrina Y Convenios 112:10

Si depositamos nuestra fe en Jesucristo, no sentiremos temor.

En una ocasión, mientras Jesús se fue a una montaña a orar, Sus discípulos se fueron en barca por el Mar de Galilea. El viento comenzó a soplar muy fuerte, y las olas eran cada vez más altas. Jesús descendió al mar de noche y caminó por la superficie del agua para llegar hasta el barco. Los discípulos le vieron caminando sobre el agua y se asustaron. Creyeron que era un espíritu, pero Él les dijo: “Yo soy, no temáis”.


“Tened Ánimo, Yo Soy, No Temáis.”

Pedro también quería caminar sobre el agua. Jesús le dijo que caminara hasta Él, así que Pedro salió de la barca y comenzó a caminar sobre el agua en dirección al Salvador. Como el viento soplaba tan fuerte y las olas eran tan altas, Pedro tuvo miedo y comenzó a hundirse, y clamó a Jesús que le salvara. El Salvador tomó a Pedro de la mano y le preguntó por qué tuvo miedo y no tuvo más fe.

La tormenta cesó cuando Jesús y Pedro llegaron a la barca, y entonces todos los discípulos adoraron al Salvador. Sabían que era el Hijo de Dios. Véase San Mateo 14:22-33.

Mientras Pedro se enfocaba su vista y su fe en el Salvador, pudiera caminar sobre el agua hacia Él. Cuando perdió este enfoco y comenzó de temer la tempestad que le rodeaba, comenzó de hundirse en el agua. Como Pedro, cuando las tempestades de esta vida nos rodean, tenemos que enfocar nuestra vista y fe en el Señor y no en nuestros problemas. Podremos avanzarnos hacia Él y encontrarnos en Sus brazos amorosos.

Élder Jeffrey R. Holland del Quórum de los Doce Apóstoles dijo, “Testifico del amor de Dios y del poder del Señor para calmar la tormenta. Tengamos siempre presente el relato bíblico [de Pedro caminando sobre las aguas] que nos dice que [Cristo] también estaba sobre las agitadas aguas...Únicamente alguien que ha luchado contra esas alarmantes olas tiene el derecho de decirnos a nosotros, al igual que a las aguas: ‘Calla, enmudece’ [Marcos 4:39]. Sólo aquel que ha soportado la adversidad máxima podría tener la justificación para decir en esos momentos: ‘Sed de buen ánimo’ [Juan 16:33]” (“Sumo Sacerdote de los Bienes Venideros”, Liahona, Enero de 2000, pág. 43).

El paso 3 del Programa para la Recuperación de Adicciones es el paso de la decisión. En los primeros dos pasos, tomamos conciencia de lo que no podíamos hacer por nosotros mismos y de lo que necesitábamos que Dios hiciera por nosotros. En el paso 3 tenemos que someter nuestra voluntad a Él, extenderle la mano y entregarle nuestra vida por completo. Es my testimonio y experiencia que Él obra el milagro cuando le invitamos a tomar nuestra mano y formar parte de nuestra vida.