En capítulo 24 del Libro de Mosiah en El Libro de Mormón, el rey de los Lamanitas le nombró a Amulón, uno de los sacerdotes del rey Noé, ser dueño sobre Alma y su pueblo. Amulón ejerció autoridad sobre ellos, les impuso tareas difíciles y les sujetó a esclavitud. Amulón conocía a Alma y sabía que Alma había sido uno de los sacerdotes del rey Noé, y que era el que creyó en las palabras de Abinadí.
Las aflicciones y sufrimientos del pueblo de Alma fueron tan grandes “que empezaron a clamar fervorosamente a Dios. Pero Amulón les mandó “que cesaran sus clamores, y les puso guardias para vigilarlos, a fin de que al que descubriesen invocando a Dios fuese muerto.” Entonces, Alma y su pueblo cesaron a orar en público y no alzaron la voz al Señor. Realmente fueron cautivos y esclavos.
Alma y su pueblo continuaron orar continuamente en sus corazones y el Señor “entendió los pensamientos de sus corazones. Y aconteció que la voz del Señor vino a ellos en sus aflicciones, diciendo: Alzad vuestras cabezas y animaos, pues se del convenio que habéis hecho conmigo; y yo hare convenio con mi pueblo y lo libraré del cautiverio. Y también aliviaré las cargas que pongan sobre vuestros hombros.”
Y aconteció que las cargas que se imponían sobre Alma y su pueblo fueron aliviadas y el Señor “los fortaleció de modo que pudieron soportar sus cargas con facilidad, y se sometieron alegre y pacientemente a toda la voluntad del Señor. Y sucedió que era tan grande su fe y su paciencia, que la voz del Señor vino a ellos otra vez, diciendo: Consolaos, porque mañana os libraré del cautiverio.”
“Y aconteció que durante la noche Alma y su pueblo juntaron sus rebaños y también parte de su grano; si, toda la noche estuvieron reuniendo sus rebaños. Y en la mañana el Señor hizo que cayera un profundo sueño sobre los lamanitas; si, y todos sus capataces se hallaban profundamente dormidos. Y Alma y su pueblo partieron para el desierto.”
Yo creo que los adictos se encuentren en una situación parecida a Alma y su pueblo. Son cautiverios y esclavos a su adicción y necesitan el alivio y la ayuda del Señor para ser rescatados. Pero antes de ser rescatados, tengan que orar siempre en secreto y en sus corazones y demonstrar mucha fe y paciencia. Yo se que nuestro Señor vive, y que está listo para rescatarnos y librarnos.
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