Si usted padece de alguna adicción o esté relacionado con alguien que así padezca, hay esperanza. Si somos humildes y sinceros, podremos superar nuestras adiciones por medio de la expiación de nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y Servicios para la Familia SUD establecieron un programa inspirado para ayudarnos superar cualquier adicción. En este programa, Los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos se han adaptado al marco de la doctrina, los principios y las creencias de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para que formen principios claves in nuestra recuperación de adiciones.

Este sitio y blog no constituyen un sitio oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o de Servicios para la Familia SUD. Los pensamientos, mensajes, y comentario escritos aquí son los de aquellos que aquí los expresan.

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Todos somos hijos de un amoroso Padre Celestial, Quien conoce a cada uno de nosotros por primer nombre and Quien desea que seamos felices. El no nos ha dejado solos en esta vida tan difícil y llena de problemas y desafíos. El envió a su Hijo Primogénito para ser nuestro Salvador y El ha llamado a profetas modernas y lideres inspirados para guiarnos en Su Iglesia restaurada. Podemos usar la guía escrita con el apoyo de líderes de la Iglesia y de asesores profesionales por personas que han sido adictas y han experimentado el milagro de la recuperación por medio de la expiación de Jesucristo. Al lado derecho se ha puesto una conexión a una copia de la Guía que se encuentra en un sitio de internet de la Iglesia. Al aplicar los principios del Programa Para la Recuperación de Adicciones, podremos invocar el poder de la Expiación y El Señor nos librará de nuestro cautiverio.

Sunday, 26 April 2009

La Naturaleza Verdadera de Dios

"Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!”

Yo le testifico que nuestro Padre Celestial vive y es un ser perfecto de carne y huesos, y nosotros fuimos creados in Su imagen. Somos literalmente hijos e hijas espirituales de Él, y Él nos conoce personalmente por nombre. Por medio de las doctrinas de la iglesia restaurada, sabemos que todos vivimos juntos como espíritus con El Padre en la preexistencia. Jesucristo fue el primero de los hijos espirituales que nació de un Padre Celestial y una Madre Celestial, y fue lo más fuerte y obediente de todos. Jesucristo se ofreció como Salvador del mundo, con toda gloria al Padre. Por lo tanto, llego a ser “El Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo” (El Apocalipsis 13:8).

Ocurrió por la mañana de un día resplendente en la primavera del año 1820 uno de los acontecimientos más importantes de la historia de este mundo. Dios, El Padre Eterno, y Su Hijo, Jesucristo, le aparecieron al profeta José Smith y les dieron instrucciones concernientes la restauración del Reino de Dios en la tierra en estos últimos días.

En las palabras propias del profeta, “Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!”

¡Que consuelo y bendición es saber que podamos comunicarnos personalmente con un Padre amoroso quien vive y nos escucha y nos da respuestas a nuestras oraciones! También, nuestro Señor Jesucristo vive, y por medio de Él, podamos ser rescatados de adicción, pecado y pena de este mundo. Tenemos que enseñarles a nuestros hijos de la naturaleza verdadera de Dios a darles testimonio frecuentemente de estas verdades, siguiendo la admonición de Nefi en el Libro de Mormón:

“Y hablamos de Cristo, no regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados.” (2 Nefi 25:26).

Esforzábamos cada día por mejorar nuestra relación con nuestro Padre Celestial y Su Hijo Jesucristo, y ser sanados gracias a la expiación del Salvador.

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