Si usted padece de alguna adicción o esté relacionado con alguien que así padezca, hay esperanza. Si somos humildes y sinceros, podremos superar nuestras adiciones por medio de la expiación de nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y Servicios para la Familia SUD establecieron un programa inspirado para ayudarnos superar cualquier adicción. En este programa, Los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos se han adaptado al marco de la doctrina, los principios y las creencias de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para que formen principios claves in nuestra recuperación de adiciones.

Este sitio y blog no constituyen un sitio oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o de Servicios para la Familia SUD. Los pensamientos, mensajes, y comentario escritos aquí son los de aquellos que aquí los expresan.

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Todos somos hijos de un amoroso Padre Celestial, Quien conoce a cada uno de nosotros por primer nombre and Quien desea que seamos felices. El no nos ha dejado solos en esta vida tan difícil y llena de problemas y desafíos. El envió a su Hijo Primogénito para ser nuestro Salvador y El ha llamado a profetas modernas y lideres inspirados para guiarnos en Su Iglesia restaurada. Podemos usar la guía escrita con el apoyo de líderes de la Iglesia y de asesores profesionales por personas que han sido adictas y han experimentado el milagro de la recuperación por medio de la expiación de Jesucristo. Al lado derecho se ha puesto una conexión a una copia de la Guía que se encuentra en un sitio de internet de la Iglesia. Al aplicar los principios del Programa Para la Recuperación de Adicciones, podremos invocar el poder de la Expiación y El Señor nos librará de nuestro cautiverio.

Sunday, 19 July 2009

Cuando Os Halláis al Servicio de Vuestros Semejantes, Sólo Estáis al Servicio de Vuestro Dios

Jesús Lava a los Pies de Sus Apóstoles

El programa para la recuperación y curación de adicciones es un programa espiritual, pero también un programa de acción. El estudio y empleo de los pasos y principios que se encuentran en la guía “Programa Para la Recuperación de Adicciones: Guía Para la Recuperación y Curación de Adicciones”, le asistirá a la restauración de su salud espiritual a través de su reencontrada relación con el Señor. Al mismo tiempo, se cambiará su corazón por orar diariamente y leer diariamente las escrituras, particularmente las del Libro de Mormón, escrituras a que se refieren frecuentemente en la guía.

Otra manera de cambiar nuestros corazones es servirles a nuestros prójimos. El servicio nos ayudará a crecer en la luz del Espíritu, y nos asegura una recuperación de adicciones y la remisión de nuestros pecados.

Para librarse de la adicción, uno debe salir de sí mismo y servir. El deseo de ayudar a otros es una consecuencia del despertar espiritual. Tenemos que amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Pero, ¿Quién es nuestro prójimo?

El Buen Samaritano

Conocemos la parábola, de cómo un hombre de Jerusalén en camino de Jericó cayó en manos de ladrones y fue dejado medio muerto. Cierto sacerdote pasó por el otro lado; ni siquiera un levita se detuvo a ayudarle. Entonces Jesús enseñó: “Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarlos, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.”

Entonces Jesús hizo otra pregunta al intérprete de la ley: “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?” Y el intérprete de la ley replicó: “El que usó de misericordia con él”. Entonces Jesús dio la última instrucción al intérprete de la ley, y a todo el que haya leído la parábola del Buen Samaritano: “Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:25–37).

El Élder M. Russell Ballard del Quórum de Los Doce Apóstoles nos enseña: “Cada vez que leo esta parábola me impresiona su poder y simplicidad. Pero, ¿se han preguntado alguna vez por qué en ese relato el Salvador eligió hacer héroe a un samaritano? En la época de Cristo había mucha antipatía entre judíos y samaritanos. Bajo circunstancias normales, ambos grupos evitaban asociarse unos con otros. Todavía habría sido una parábola buena e instructiva si el hombre que cayó en manos de ladrones hubiera sido rescatado por un hermano judío. El uso deliberado que Él hizo de judíos y samaritanos enseña claramente que todos somos prójimo y que debemos amarnos, estimarnos, respetarnos y servirnos el uno al otro a pesar de nuestras más marcadas diferencias, entre ellas las diferencias religiosas, políticas y culturales.”

Al servirle a nuestro prójimo nos acercamos más a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Jesucristo. Nos preguntamos ¿Por qué? La respuesta a esta pregunta se encuentra en las palabras del Salvador: “Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40).

El Rey Benjamín Enseña a su Pueblo

En el Libro de Mormón, el rey Benjamín hizo construir una torre para que toda la multitud de su pueblo pudiera oír sus palabras. Desde la torre les enseñó el principio de servicio: “Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáis sabiduría; para que sepáis que cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosiah 2:17).

Yo sé que es difícil pensar en los problemas y necesidades de otros cuando estemos sufriendo de pecado y adicción. Pero, es mi testimonio que una de las soluciones más eficaces de nuestros problemas es salir de nosotros mismos y servirle a nuestro prójimo, y a la vez, a Nuestro Señor Jesucristo. Quienquiera que pierda su vida en el servicio al Señor, la encontrará.

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