“Y se humillaron hasta lo más profundo de la humildad y clamaron fuertemente a Dios; si, todo el día clamaban ellos a su Dios para que los librara de sus aflicciones.” Mosíah 21:14.
No se efectuará este cambio dramático dentro de nosotros hasta que permitamos que el Señor lo haga. Tenemos que rendir cada partícula de orgullo and poner todo en los manos del Señor. Muchos participantes en el Programa para la Recuperación de Adicciones vienen a las reuniones de grupo desesperados a causa de las consecuencias de sus adiciones. Están obligados a ser humildes. La humildad que se trata en el Paso 7 tiene una motivación diferente – tiene que ser voluntaria, el resultado de nuestra propia elección de humillarnos.
El pueblo del rey Benjamín ofreció la manera de orar que debemos ofrecer en el Paso 7. Sintieron la paz y el gozo al recibir el Espíritu del Señor y al recibir la remisión de sus pecados:
“Y se habían visto a sí mismos en su proprio estado carnal, aún menos que el polvo de la tierra. Y todos a una voz clamaron, diciendo: ¡Oh, ten misericordia, y aplica la sangre expiatoria de Cristo para que recibamos el perdón de nuestros pecados, y sean purificados nuestros corazones; porque creemos en Jesucristo, el Hijo de Dios, que creó el cielo y la tierra y todas las cosas; el cual bajará entre los hijos de los hombres! Y aconteció que después de que hubieron hablado estas palabras, el Espíritu del Señor descendió sobre ellos, y fueron llenos de gozo, habiendo recibido la remisión de sus pecados, y teniendo paz de conciencia a causa de la gran fe que tenían en Jesucristo que había de venir, según las palabras que el rey Benjamín les había hablado.” Mosíah 4:2-3
La paz y el gozo que llegaron al pueblo del rey Benjamín no nos llegarán instantáneamente como se describe en estos versículos del Libro de Mormón, pero nos requerirá mucha esfuerza, lágrimas, sufrimiento y tiempo suficiente para demostrarle al Señor que verdaderamente nos hayamos humillado.
El Programa Para La Recuperación de Adicciones es en programa de acción. Notemos las instrucciones siguientes del rey Benjamín que nos enseñan las acciones que debemos tomar:
“Creed en Dios; creed que él existe, y que creó todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra; creed que él tiene toda sabiduría y todo poder, tanto en el cielo como en la tierra; creed que el hombre no comprende todas las cosas que el Señor puede comprender.”
“Y además, creed que debéis arrepentiros de vuestros pecados, y abandonarlos, y humillaros ante Dios, y pedid con sinceridad de corazón que él os perdone; y ahora bien, si creéis todas estas cosas, mirad que las hagáis.”
“Y otra vez os digo, según dije antes, que así como habéis llegado al conocimiento de la gloria de Dios, o si habéis sabido de su bondad, y probado su amor, y habéis recibido la remisión de vuestros pecados, lo que ocasiona tan inmenso gozo en vuestras almas, así quisiera que recordaseis y retuvieseis siempre en vuestra memoria la grandeza de Dios, y vuestra propia nulidad, y su bondad y longanimidad para con vosotros, indignas criaturas, y os humillaseis aun en las profundidades de la humildad, invocando el nombre del Señor diariamente, y permaneciendo firmes en la fe de lo que está por venir, que fue anunciado por boca del ángel.”
“Y he aquí, os digo que si hacéis esto, siempre os regocijaréis, y seréis llenos del amor de Dios y siempre retendréis la remisión de vuestros pecados; y aumentaréis en el conocimiento de la gloria de aquel que os creó, o sea, en el conocimiento de lo que es justo y verdadero” (Mosíah 4:9–12).
El Príncipe de Paz
Promesas maravillosas son contenidas en estas escrituras. Les testifico que Nuestro Padre Celestial vive, y que Su Hijo, Jesucristo, vive y desea bendecirles a aquellos que se humillen con Su paz y amor. Él es el Príncipe de Paz.
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