Si usted padece de alguna adicción o esté relacionado con alguien que así padezca, hay esperanza. Si somos humildes y sinceros, podremos superar nuestras adiciones por medio de la expiación de nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y Servicios para la Familia SUD establecieron un programa inspirado para ayudarnos superar cualquier adicción. En este programa, Los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos se han adaptado al marco de la doctrina, los principios y las creencias de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para que formen principios claves in nuestra recuperación de adiciones.

Este sitio y blog no constituyen un sitio oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o de Servicios para la Familia SUD. Los pensamientos, mensajes, y comentario escritos aquí son los de aquellos que aquí los expresan.

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Todos somos hijos de un amoroso Padre Celestial, Quien conoce a cada uno de nosotros por primer nombre and Quien desea que seamos felices. El no nos ha dejado solos en esta vida tan difícil y llena de problemas y desafíos. El envió a su Hijo Primogénito para ser nuestro Salvador y El ha llamado a profetas modernas y lideres inspirados para guiarnos en Su Iglesia restaurada. Podemos usar la guía escrita con el apoyo de líderes de la Iglesia y de asesores profesionales por personas que han sido adictas y han experimentado el milagro de la recuperación por medio de la expiación de Jesucristo. Al lado derecho se ha puesto una conexión a una copia de la Guía que se encuentra en un sitio de internet de la Iglesia. Al aplicar los principios del Programa Para la Recuperación de Adicciones, podremos invocar el poder de la Expiación y El Señor nos librará de nuestro cautiverio.

Sunday 26 July 2009

Se Humillaron Hasta Lo Más Profundo de la Humildad

José Smith pida al Padre Celestial en la cárcel de Liberty

El principio clave de Paso 7, La Humildad, es “Pida humildemente a su Padre Celestial que le libre de sus debilidades.

La humildad es necesaria en todos los 12 pasos del Programa Para La Recuperación de Adicciones, pero el Paso 7 la requiere de un modo más explícito. La humildad desarrollada en nuestro corazón durante el Paso 6 hace que nos arrodillemos en el Paso 7 para pedir al Señor que nos libre de nuestras debilidades. Nuestras oraciones humildes deben enfocarse en llegar a ser uno de corazón y mente con Nuestro Padre Celestial y el Señor Jesucristo, tomando cuenta que no tengamos esperanza alguna de salvarnos por nuestros propios esfuerzos, sino sólo por medio del la misericordia y la gracia de Jesucristo. Leamos lo siguiente en El Libro de Mormón.

“Y se humillaron hasta lo más profundo de la humildad y clamaron fuertemente a Dios; si, todo el día clamaban ellos a su Dios para que los librara de sus aflicciones.” Mosíah 21:14.

No se efectuará este cambio dramático dentro de nosotros hasta que permitamos que el Señor lo haga. Tenemos que rendir cada partícula de orgullo and poner todo en los manos del Señor. Muchos participantes en el Programa para la Recuperación de Adicciones vienen a las reuniones de grupo desesperados a causa de las consecuencias de sus adiciones. Están obligados a ser humildes. La humildad que se trata en el Paso 7 tiene una motivación diferente – tiene que ser voluntaria, el resultado de nuestra propia elección de humillarnos.

El pueblo del rey Benjamín ofreció la manera de orar que debemos ofrecer en el Paso 7. Sintieron la paz y el gozo al recibir el Espíritu del Señor y al recibir la remisión de sus pecados:

“Y se habían visto a sí mismos en su proprio estado carnal, aún menos que el polvo de la tierra. Y todos a una voz clamaron, diciendo: ¡Oh, ten misericordia, y aplica la sangre expiatoria de Cristo para que recibamos el perdón de nuestros pecados, y sean purificados nuestros corazones; porque creemos en Jesucristo, el Hijo de Dios, que creó el cielo y la tierra y todas las cosas; el cual bajará entre los hijos de los hombres! Y aconteció que después de que hubieron hablado estas palabras, el Espíritu del Señor descendió sobre ellos, y fueron llenos de gozo, habiendo recibido la remisión de sus pecados, y teniendo paz de conciencia a causa de la gran fe que tenían en Jesucristo que había de venir, según las palabras que el rey Benjamín les había hablado.” Mosíah 4:2-3

La paz y el gozo que llegaron al pueblo del rey Benjamín no nos llegarán instantáneamente como se describe en estos versículos del Libro de Mormón, pero nos requerirá mucha esfuerza, lágrimas, sufrimiento y tiempo suficiente para demostrarle al Señor que verdaderamente nos hayamos humillado.

El Programa Para La Recuperación de Adicciones es en programa de acción. Notemos las instrucciones siguientes del rey Benjamín que nos enseñan las acciones que debemos tomar:

“Creed en Dios; creed que él existe, y que creó todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra; creed que él tiene toda sabiduría y todo poder, tanto en el cielo como en la tierra; creed que el hombre no comprende todas las cosas que el Señor puede comprender.”

“Y además, creed que debéis arrepentiros de vuestros pecados, y abandonarlos, y humillaros ante Dios, y pedid con sinceridad de corazón que él os perdone; y ahora bien, si creéis todas estas cosas, mirad que las hagáis.”

“Y otra vez os digo, según dije antes, que así como habéis llegado al conocimiento de la gloria de Dios, o si habéis sabido de su bondad, y probado su amor, y habéis recibido la remisión de vuestros pecados, lo que ocasiona tan inmenso gozo en vuestras almas, así quisiera que recordaseis y retuvieseis siempre en vuestra memoria la grandeza de Dios, y vuestra propia nulidad, y su bondad y longanimidad para con vosotros, indignas criaturas, y os humillaseis aun en las profundidades de la humildad, invocando el nombre del Señor diariamente, y permaneciendo firmes en la fe de lo que está por venir, que fue anunciado por boca del ángel.”

“Y he aquí, os digo que si hacéis esto, siempre os regocijaréis, y seréis llenos del amor de Dios y siempre retendréis la remisión de vuestros pecados; y aumentaréis en el conocimiento de la gloria de aquel que os creó, o sea, en el conocimiento de lo que es justo y verdadero” (Mosíah 4:9–12).

El Príncipe de Paz


Promesas maravillosas son contenidas en estas escrituras. Les testifico que Nuestro Padre Celestial vive, y que Su Hijo, Jesucristo, vive y desea bendecirles a aquellos que se humillen con Su paz y amor. Él es el Príncipe de Paz.

Sunday 19 July 2009

Cuando Os Halláis al Servicio de Vuestros Semejantes, Sólo Estáis al Servicio de Vuestro Dios

Jesús Lava a los Pies de Sus Apóstoles

El programa para la recuperación y curación de adicciones es un programa espiritual, pero también un programa de acción. El estudio y empleo de los pasos y principios que se encuentran en la guía “Programa Para la Recuperación de Adicciones: Guía Para la Recuperación y Curación de Adicciones”, le asistirá a la restauración de su salud espiritual a través de su reencontrada relación con el Señor. Al mismo tiempo, se cambiará su corazón por orar diariamente y leer diariamente las escrituras, particularmente las del Libro de Mormón, escrituras a que se refieren frecuentemente en la guía.

Otra manera de cambiar nuestros corazones es servirles a nuestros prójimos. El servicio nos ayudará a crecer en la luz del Espíritu, y nos asegura una recuperación de adicciones y la remisión de nuestros pecados.

Para librarse de la adicción, uno debe salir de sí mismo y servir. El deseo de ayudar a otros es una consecuencia del despertar espiritual. Tenemos que amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Pero, ¿Quién es nuestro prójimo?

El Buen Samaritano

Conocemos la parábola, de cómo un hombre de Jerusalén en camino de Jericó cayó en manos de ladrones y fue dejado medio muerto. Cierto sacerdote pasó por el otro lado; ni siquiera un levita se detuvo a ayudarle. Entonces Jesús enseñó: “Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. Otro día al partir, sacó dos denarlos, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.”

Entonces Jesús hizo otra pregunta al intérprete de la ley: “¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?” Y el intérprete de la ley replicó: “El que usó de misericordia con él”. Entonces Jesús dio la última instrucción al intérprete de la ley, y a todo el que haya leído la parábola del Buen Samaritano: “Ve, y haz tú lo mismo” (Lucas 10:25–37).

El Élder M. Russell Ballard del Quórum de Los Doce Apóstoles nos enseña: “Cada vez que leo esta parábola me impresiona su poder y simplicidad. Pero, ¿se han preguntado alguna vez por qué en ese relato el Salvador eligió hacer héroe a un samaritano? En la época de Cristo había mucha antipatía entre judíos y samaritanos. Bajo circunstancias normales, ambos grupos evitaban asociarse unos con otros. Todavía habría sido una parábola buena e instructiva si el hombre que cayó en manos de ladrones hubiera sido rescatado por un hermano judío. El uso deliberado que Él hizo de judíos y samaritanos enseña claramente que todos somos prójimo y que debemos amarnos, estimarnos, respetarnos y servirnos el uno al otro a pesar de nuestras más marcadas diferencias, entre ellas las diferencias religiosas, políticas y culturales.”

Al servirle a nuestro prójimo nos acercamos más a nuestro Padre Celestial y a Su Hijo Jesucristo. Nos preguntamos ¿Por qué? La respuesta a esta pregunta se encuentra en las palabras del Salvador: “Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mateo 25:40).

El Rey Benjamín Enseña a su Pueblo

En el Libro de Mormón, el rey Benjamín hizo construir una torre para que toda la multitud de su pueblo pudiera oír sus palabras. Desde la torre les enseñó el principio de servicio: “Y he aquí, os digo estas cosas para que aprendáis sabiduría; para que sepáis que cuando os halláis al servicio de vuestros semejantes, sólo estáis al servicio de vuestro Dios” (Mosiah 2:17).

Yo sé que es difícil pensar en los problemas y necesidades de otros cuando estemos sufriendo de pecado y adicción. Pero, es mi testimonio que una de las soluciones más eficaces de nuestros problemas es salir de nosotros mismos y servirle a nuestro prójimo, y a la vez, a Nuestro Señor Jesucristo. Quienquiera que pierda su vida en el servicio al Señor, la encontrará.

Sunday 5 July 2009

El Espíritu Está Dispuesto, Pero La Carne Es Débil

Cuando el Salvador fue al Jardín de Getsemaní a sufrir la amarga agonía antes de la traición y los sufrimientos en la cruz, llevó consigo tres de sus apóstoles. Les dijo Jesús, “Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo.” Mateo 26:38

El Salvador oró a Su Padre para recibir fortaleza. En medio de Su agonía, Él volvió a Pedro para enseñarle lo que se requiere de todos aquellos que velaran con Él: “Vino luego a sus discípulos, y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: ¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora? Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, per la carne es débil.” Mateo 26:40-41

El Jardín de Getsemaní

La semana pasada, asistí a una reunión de grupo donde algunos compartieron sus pensamientos sobre lo difícil es tomar el Paso 1, “La Sinceridad: Admita la incapacidad para superar sus adicciones por sí mismo y que ha perdido el control de su vida.” Expresaron el deseo sincero de seguir los pasos del programa, pero no podían avanzar más allá del paso uno porque “el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.”

La base para recuperarse de la adicción debe ser espiritual. El Programa Para La Recuperación de Adicciones de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es un programa espiritual y de acción. Esto es lo que hace diferente este programa de AA y otros programas de 12 pasos. El Espíritu está presente en nuestras reuniones de grupo. La Guía dice: “Este es un programa espiritual y de acción. Si cumple estos principios y permite que obren en su vida, asistirá a la restauración de su salud espiritual a través de su reencontrada relación con el Señor. Su Espíritu le ayudará a atisbar sus elecciones de manera más sincera y clara, y sus decisiones estarán en consonancia con los principios del Evangelio.

Porque la carne es débil, debemos aprender a reforzar nuestro espíritu. Así como nuestros cuerpos, nuestros espíritus necesitan sustento diario. Le doy algunas recomendaciones para reforzar nuestros espíritus:

Oración diaria. Ore cada día por la mañana y por la noche, y tenga una oración en su corazón durante todo el día. La oración familiar le traerá el espíritu en su hogar y una le fe de todos miembros de su familia.

Leer las escrituras. Lea algunos versículos de las escrituras cada día, enfocándose en la vida y la expiación de nuestro Señor Jesucristo.
Humíllese ante Dios. Ser humilde es una decisión personal. Tenemos que tornarnos en un niño pequeñito.

El ayuno. El ayuno demuestra que el espíritu es más fuerte que la carne. Al abstenernos de nuestras adicciones es una forma del ayuno.

La oración familiar le traerá el espíritu en su hogar y una le fe de todos miembros de su familia.

El profeta Helamán del Libro de Mormón describe a un pueblo que fortaleció sus espíritus y entregó su corazón a Dios: “No obstante, ayunaron ye oraron frecuentemente, y se volvieron más y más fuertes en su humildad, y más y más firmes en la fe de Cristo; hasta henchir sus almas de gozo y de consolación; sí, hasta la purificación y santificación de sus corazones, santificación que viene de entregar el corazón a Dios.” Helaman 3:35

Yo se que El Señor vive y fortalecerá a nuestros espíritus si nos humillemos, tengamos fe en Él, y le pidamos a Él cada día por ayuda y sostenimiento espiritual. Así como le dijo Jesús a Pedro, tenemos que velar y orar para que no entremos en tentación. Se encuentra una promesa muy bonita en El Libro de Mormón:

“Y si los hombres vienen a mí, les mostraré su debilidad. Doy a los hombres debilidad para que sean humildes; y basta mi gracia a todos los hombres que se humillan ante mí; porque si se humillan ante mí, y tienen fe en mí, entonces haré que las cosas débiles sean fuertes para ellos.” Éter 12:27