Si usted padece de alguna adicción o esté relacionado con alguien que así padezca, hay esperanza. Si somos humildes y sinceros, podremos superar nuestras adiciones por medio de la expiación de nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y Servicios para la Familia SUD establecieron un programa inspirado para ayudarnos superar cualquier adicción. En este programa, Los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos se han adaptado al marco de la doctrina, los principios y las creencias de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para que formen principios claves in nuestra recuperación de adiciones.

Este sitio y blog no constituyen un sitio oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o de Servicios para la Familia SUD. Los pensamientos, mensajes, y comentario escritos aquí son los de aquellos que aquí los expresan.

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Todos somos hijos de un amoroso Padre Celestial, Quien conoce a cada uno de nosotros por primer nombre and Quien desea que seamos felices. El no nos ha dejado solos en esta vida tan difícil y llena de problemas y desafíos. El envió a su Hijo Primogénito para ser nuestro Salvador y El ha llamado a profetas modernas y lideres inspirados para guiarnos en Su Iglesia restaurada. Podemos usar la guía escrita con el apoyo de líderes de la Iglesia y de asesores profesionales por personas que han sido adictas y han experimentado el milagro de la recuperación por medio de la expiación de Jesucristo. Al lado derecho se ha puesto una conexión a una copia de la Guía que se encuentra en un sitio de internet de la Iglesia. Al aplicar los principios del Programa Para la Recuperación de Adicciones, podremos invocar el poder de la Expiación y El Señor nos librará de nuestro cautiverio.

Sunday, 28 June 2009

Los Sanos No Tienen Necesidad De Médico

“La niña no está muerta, sino duerme.” San Mateo 9:18-19, 23-25

A veces, nosotros pecadores y adictos estamos convencidos de que el Señor está demasiado disgustado para ayudarnos. Pero tenemos la esperanza que el poder de Dios puede restaurar nuestra salud espiritual por completo. Volvámonos a Dios para hallar esperanza in la expiación de Jesucristo.

Aprendemos de esta esperanza al estudiar la vida del Señor Jesucristo en el Nuevo Testamento de la Biblia. Se encontraba el Señor frecuentemente con los enfermos, los pecadores, los pobres, y los rechazados – los enfermos del cuerpo y del espíritu.

Una vez, se sentó Jesús a la mesa en una casa junto con “muchos publicanos y pecadores" que habían venido estar con Jesús y sus discípulos. Cuando los fariseos vieron esto, les dijeron a los discípulos: “¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y los pecadores?”

Al oír esto, Jesús les dijo: “Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento.” San Mateo 9:10-13

Los que sufren de adiciones están enfermos del cuerpo y del espíritu, y necesitan el Gran Médico. Yo le testifico que podamos recibir las tiernas misericordias del Señor en nuestras vidas al grado que aprendamos a esperarlas y que lleguemos a creer que el poder de Dios puede en verdad ayudarnos a recuperarnos.

Nos complazcamos oír las palabras del Elder Boyd K. Packer del Quórum de los Doce Apóstoles, que si regresemos al Señor, no habría “habito, adicción, rebelión, trasgresión, apostasía, ni crimen en los que no [se cumpliera] la promesa de un perdón completo.”

El Gran Médico con los Diez Hombres Leprosos

Yo se que Jesucristo vive y que Él es el Gran Médico con poder para sanarnos y aliviarnos. En las palabras del profeta Alma del Libro de Mormón:

“¿Crees en el poder de Cristo para salvar?...Si crees en la redención de Cristo, tu puedes ser sanado.” Alma : 6,8


Sunday, 21 June 2009

Allegaos a Mí y Yo Me Allegaré a Vosotros

El principio clave de Paso 11 del Programa Para La Recuperación De Adicciones es “Válgase de la oración y la meditación para conocer la voluntad del Señor y tener fuerzas para aplicarla en su vida.”

En el Paso 11, concertamos un compromiso para toda la vida de conocer día tras día la voluntad del Señor y tener el poder de llevarla a la práctica. Una de las bendiciones más grandes de la restauración del evangelio en estos últimos días es la certeza que tenemos a un amoroso Padre Celestial quien vive. Él literalmente es el Padre de nuestros espíritus y nos conoce a cada uno por primer nombre. Por medio de la oración y la revelación personal, nuestro Padre Celestial nos comunica con nosotros y nos guía a nuestras vidas. La oración y la meditación son antídotos fuertes contra el temor y la depresión.

Durante el proceso de la recuperación, tenemos que buscar un momento de quietud para estudiar las escrituras y orar. Si aún no lo ha hecho, aparte un momento para orar y meditar, quizás por la mañana, durante el cual pueda poner a Dios en primer lugar, antes que a ninguna otra persona o cosa de ese día. Ore a su Padre Celestial, buscando que el Espíritu le guie. Entonces estudie, valiéndose de las Escrituras y las enseñanzas de los profetas actuales coma guía para su meditación.


El profeta José Smith estudia y medita las escrituras

Una vez concluidos esos preciados momentos de meditación en privado, no deje de orar. La oración silenciosa en lo más recóndito de su corazón y de su mente se convertirá en una manera constante de pensar durante el día y de enfocarse en su despertar espiritual.

“Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu.” 2 Tesalonicenses 5:17-19

Al mantenerse libre de sus adicciones, estará más capacitado para recibir la guía del Espíritu Santo. El Élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, nos enseño: “El Espíritu Santo no protegerá de ser engañados, pero a fin de recibir esa maravillosa bendición, siempre debemos hacer lo necesario para retener ese Espíritu…Y nunca debemos tomar en nuestro cuerpo ni hacer con él nada que aleje al Espíritu del Señor.”

El Señor respeta su voluntad y su albedrio, y le permite decidir acercarse a Él libremente. Él se acerca a usted cuando usted le invita a hacerlo.

“Allegaos a mí, y yo me allegaré a vosotros; buscadme diligentemente, y me hallaréis; pedid y recibiréis, llamad, y se os abrirá.” Doctrina y Convenios 88:63

En El Libro de Mormón, Alma testificó que el ayuno y la oración aumentaron su capacidad para recibir revelación. La abstinencia de su adición puede considerarse una especie de ayuno.

“He aquí, os digo que el Santo Espíritu de Dios me las hace saber. He aquí, he ayunado y orado muchos días para poder saber estas cosas por mí mismo. Y ahora sé por mi mismo que son verdaderas; porque el Señor Dios me las ha manifestado por su Santo Espíritu; y éste es el espíritu de revelación que está en mí. Alma 5:46

Yo le doy me testimonio que el Señor Jesucristo está listo para ayudarnos. Él está a la puerta, pero tenemos nosotros que abrirla y le permite entrar en nuestras vidas. La oración y la meditación son las llaves que nos permiten abrir la puerta.

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él; y cenaré con él, y él conmigo.” El Apocalipsis 3:20

Sunday, 14 June 2009

Línea Sobre Línea, Precepto Tras Precepto

Perdido No Más

La semana pasada, yo asistí a una reunión de grupo del Programa Para La Recuperación de Adicciones y sentí el Espíritu con los misioneros y los adictos reunidos. Al compartir sus experiencias con el grupo, muchos de los adictos en recuperación comentaron que tenían que vivir día por día, y que tenían esperanza para las siguientes 24 horas. Me dio cuenta que el enfoque en el vivir día tras día es un requisito básico de la recuperación de adicciones. En otras palabras, con la ayuda del Señor Jesucristo, la recuperación de adicciones es un milagro gradual que requiere paciencia y disciplina.

Leamos escrituras varias que nos enseñan esta verdad. Por ejemplo, el Profeta Nefi del Libro de Mormón, escribió lo siguiente:

“Pues he aquí, así dice el Señor Dios: Daré a los hijos de los hombres línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí; y benditos son aquellos que escuchan mis preceptos y prestan atención a mis consejos, porque aprenderán sabiduría…” 2 Nefi 28:30. Véanse también, Isaías 28:13 y Doctrina y Convenios 98:12.

Nuestra capacidad para resistir la tentación y arrepentirnos de nuestros pecados se fundamenta en nuestra sumisión diaria a la voluntad del Señor. Esta sumisión al Señor es una doctrina difícil, porque requiere que renovemos nuestra dedicación a Su voluntad al comienzo de cada día, y a veces a cada hora o incluso, de un instante para otro. Pero esta disposición nos brinda la gracia y el poder que nos faculta para hacer aquello que no podríamos hacer por nosotros mismos. Y, como nos prometió el Profeta Nefi, aprenderemos sabiduría.

Como dice en la guía, “Cada día renovamos nuestra entrega al Señor y a Su voluntad. Eso es lo que la mayoría de nosotros expresa cuando dice: “Primero un paso y luego otro”. Hemos decidido dejar atrás nuestra obstinación y nuestro egoísmo, que constituían la base de nuestra adicción, para disfrutar otras 24 horas de la serenidad y la fuerza que se reciben al confiar en el Señor y en Su bondad, Su poder y Su amor.”

En la columna derecha de este blog se encuentran tres “Principios Con Una Promesa.” Estos principios constituyen acciones que nos ayudan en la sumisión diaria a la voluntad del Señor, y en la recuperación de nuestras adicciones. Los principios son los siguientes:

1. La Oración: Tenemos que orar cada mañana y noche y tener una oración en el corazón durante todo el día.

2. El Estudio de Las Escrituras: El estudio de las escrituras, junto con la oración nos traerá la ayuda del Señor en nuestras vidas.

3. Reuniones de Grupo: Debemos asistir tantas reuniones de grupo que sea posible. Estamos allí con problemas comunes, dispuestos a sostener y ayudar el uno al otro.

Le doy my testimonio que estos principios, al hacerlos diariamente, le ayudarán a la restauración de su salud espiritual a través de su reencontrada relación con el Señor. No será fácil, y será acompañada por dolor y padecimiento espiritual y físico. Nunca olvidemos del sufrimiento de nuestro Salvador por nosotros, sufrimiento que le causó que Él, Dios, “sangrara por cada poro y padeciera”.

“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser auto de eterna salvación para todos los que le obedecen.” Hebreos 4:11

Sunday, 7 June 2009

Volverse a Dios y Hallar Esperanza en la Expiación de Jesucristo

Cristo Sana a Los Enfermos de Betesda

Los adictos tienen que percatarse de su impotencia frente a sus adicciones. Desafortunadamente, esta realidad a menudo es acompañada por un sentimiento de desesperanza – que Dios está demasiado disgustado para ayudarles o que se han agotado todos los medios de ayuda.

El principio clave del Paso 2 en la guía, “Programa Para la Recuperación de Adicciones: Guía Para la Recuperación y Curación de Adicciones,” es La Esperanza, “Crea que el poder de Dios puede restaurar su salud espiritual por completo.” Se les brinda a los que sufren de adicción una respuesta que no habían considerado o que habían descartado: volverse a Dios y hallar esperanza en la expiación de Jesucristo.

En el capítulo 32 del Libro de Alma, Alma nos enseña que al empezar a tener esperanza o ejercer fe, solo necesitemos poseer un deseo sincero y creer suficientemente para dar “cabida a una porción de mis palabras.” El utiliza “palabra” para significar la palabra de Dios o la belleza de Su evangelio de redención y expiación, y compara la palabra a una semilla. Todos somos hijos de Dios, independientemente de nuestras circunstancias. Su luz le ilumina a cada alma. Su espíritu nos invita a cada uno a venir a Él y disfrutar de las bendiciones de Su evangelio. Como una semilla, la palabra de Dios “se hincha y brota y empieza a crecer” hasta que llene al corazón con el amor de redención.

Al contestarles a aquellos que habían sido rechazados y echados de sus sinagogas, Alma les dio consuelo con estas palabras:

“Mas he aquí, si desapartáis y aviváis vuestras facultades hasta experimentar con mis palabras, y ejercitáis un poco de fe, sí, aunque no sea más que un deseo de creer, dejad que este deseo obre en vosotros, sí, hasta creer de tal modo que deis cabida a una porción de mis palabras.” Alma 32:27

Así como una semilla necesita tiempo para hincharse, brotarse y empezar a crecer, debamos tener paciencia y permitir que a la palabra de Dios crezca en nuestros corazones y alimentar a su progreso con fe y la oración.

Como dije antes, los adictos pueden sentir que Dios este demasiado disgustado con ellos para ayudarles. Veamos en las escrituras ejemplos varios del amor a la compasión que tenia Jesucristo a los enfermos, los pecadores y los perseguidos. Muchas veces Él fue y sanó a los enfermos quienes los demás se negaron a visitar. En otras ocasiones, les mostró caridad y amor a aquellos que han cometido pecados serios.

La historia de la mujer adúltera es un ejemplo que le puede dar esperanza al pecador. Véase San Juan 8:3-11. Una mañana muy temprano vino Jesús al templo y los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio. Le preguntaron a Jesús si hubiera sido apedreada hasta la muerte a causa de su pecado.
“Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” Uno por uno los acusadores salieron, “acusados por su conciencia”, hasta que Jesús se quedara solo con la mujer. Se puso de pie Jesús y le dijo a la mujer, “Mujer, ¿donde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?”

Ella dijo, “Ninguno, Señor.” Entonces Jesús le dijo, “Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”

Jesús condonó el pecado de la mujer, pero no le condenó a la mujer. Él no la juzgó como persona mala, ni quiso darle una sentencia. El Maestro nos llama a cado uno “Vete, y no peques más.” Con estas palabras sencillas, la benevolencia y misericordia de Cristo se revelan. Yo soy tan agradecido por la ley del arrepentimiento. Yo les doy me testimonio que por medio de la expiación de Jesucristo, nuestros pecados serán perdonados si nos arrepintamos y llenemos nuestros corazones con el amor de Dios.