Leamos escrituras varias que nos enseñan esta verdad. Por ejemplo, el Profeta Nefi del Libro de Mormón, escribió lo siguiente:
“Pues he aquí, así dice el Señor Dios: Daré a los hijos de los hombres línea por línea, precepto por precepto, un poco aquí y un poco allí; y benditos son aquellos que escuchan mis preceptos y prestan atención a mis consejos, porque aprenderán sabiduría…” 2 Nefi 28:30. Véanse también, Isaías 28:13 y Doctrina y Convenios 98:12.
Nuestra capacidad para resistir la tentación y arrepentirnos de nuestros pecados se fundamenta en nuestra sumisión diaria a la voluntad del Señor. Esta sumisión al Señor es una doctrina difícil, porque requiere que renovemos nuestra dedicación a Su voluntad al comienzo de cada día, y a veces a cada hora o incluso, de un instante para otro. Pero esta disposición nos brinda la gracia y el poder que nos faculta para hacer aquello que no podríamos hacer por nosotros mismos. Y, como nos prometió el Profeta Nefi, aprenderemos sabiduría.
Como dice en la guía, “Cada día renovamos nuestra entrega al Señor y a Su voluntad. Eso es lo que la mayoría de nosotros expresa cuando dice: “Primero un paso y luego otro”. Hemos decidido dejar atrás nuestra obstinación y nuestro egoísmo, que constituían la base de nuestra adicción, para disfrutar otras 24 horas de la serenidad y la fuerza que se reciben al confiar en el Señor y en Su bondad, Su poder y Su amor.”
En la columna derecha de este blog se encuentran tres “Principios Con Una Promesa.” Estos principios constituyen acciones que nos ayudan en la sumisión diaria a la voluntad del Señor, y en la recuperación de nuestras adicciones. Los principios son los siguientes:
1. La Oración: Tenemos que orar cada mañana y noche y tener una oración en el corazón durante todo el día.
2. El Estudio de Las Escrituras: El estudio de las escrituras, junto con la oración nos traerá la ayuda del Señor en nuestras vidas.
3. Reuniones de Grupo: Debemos asistir tantas reuniones de grupo que sea posible. Estamos allí con problemas comunes, dispuestos a sostener y ayudar el uno al otro.
Le doy my testimonio que estos principios, al hacerlos diariamente, le ayudarán a la restauración de su salud espiritual a través de su reencontrada relación con el Señor. No será fácil, y será acompañada por dolor y padecimiento espiritual y físico. Nunca olvidemos del sufrimiento de nuestro Salvador por nosotros, sufrimiento que le causó que Él, Dios, “sangrara por cada poro y padeciera”.
“Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; y habiendo sido perfeccionado, vino a ser auto de eterna salvación para todos los que le obedecen.” Hebreos 4:11
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