Si usted padece de alguna adicción o esté relacionado con alguien que así padezca, hay esperanza. Si somos humildes y sinceros, podremos superar nuestras adiciones por medio de la expiación de nuestro Señor Jesucristo. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y Servicios para la Familia SUD establecieron un programa inspirado para ayudarnos superar cualquier adicción. En este programa, Los Doce Pasos de Alcohólicos Anónimos se han adaptado al marco de la doctrina, los principios y las creencias de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para que formen principios claves in nuestra recuperación de adiciones.

Este sitio y blog no constituyen un sitio oficial de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días o de Servicios para la Familia SUD. Los pensamientos, mensajes, y comentario escritos aquí son los de aquellos que aquí los expresan.

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Todos somos hijos de un amoroso Padre Celestial, Quien conoce a cada uno de nosotros por primer nombre and Quien desea que seamos felices. El no nos ha dejado solos en esta vida tan difícil y llena de problemas y desafíos. El envió a su Hijo Primogénito para ser nuestro Salvador y El ha llamado a profetas modernas y lideres inspirados para guiarnos en Su Iglesia restaurada. Podemos usar la guía escrita con el apoyo de líderes de la Iglesia y de asesores profesionales por personas que han sido adictas y han experimentado el milagro de la recuperación por medio de la expiación de Jesucristo. Al lado derecho se ha puesto una conexión a una copia de la Guía que se encuentra en un sitio de internet de la Iglesia. Al aplicar los principios del Programa Para la Recuperación de Adicciones, podremos invocar el poder de la Expiación y El Señor nos librará de nuestro cautiverio.

Sunday, 7 June 2009

Volverse a Dios y Hallar Esperanza en la Expiación de Jesucristo

Cristo Sana a Los Enfermos de Betesda

Los adictos tienen que percatarse de su impotencia frente a sus adicciones. Desafortunadamente, esta realidad a menudo es acompañada por un sentimiento de desesperanza – que Dios está demasiado disgustado para ayudarles o que se han agotado todos los medios de ayuda.

El principio clave del Paso 2 en la guía, “Programa Para la Recuperación de Adicciones: Guía Para la Recuperación y Curación de Adicciones,” es La Esperanza, “Crea que el poder de Dios puede restaurar su salud espiritual por completo.” Se les brinda a los que sufren de adicción una respuesta que no habían considerado o que habían descartado: volverse a Dios y hallar esperanza en la expiación de Jesucristo.

En el capítulo 32 del Libro de Alma, Alma nos enseña que al empezar a tener esperanza o ejercer fe, solo necesitemos poseer un deseo sincero y creer suficientemente para dar “cabida a una porción de mis palabras.” El utiliza “palabra” para significar la palabra de Dios o la belleza de Su evangelio de redención y expiación, y compara la palabra a una semilla. Todos somos hijos de Dios, independientemente de nuestras circunstancias. Su luz le ilumina a cada alma. Su espíritu nos invita a cada uno a venir a Él y disfrutar de las bendiciones de Su evangelio. Como una semilla, la palabra de Dios “se hincha y brota y empieza a crecer” hasta que llene al corazón con el amor de redención.

Al contestarles a aquellos que habían sido rechazados y echados de sus sinagogas, Alma les dio consuelo con estas palabras:

“Mas he aquí, si desapartáis y aviváis vuestras facultades hasta experimentar con mis palabras, y ejercitáis un poco de fe, sí, aunque no sea más que un deseo de creer, dejad que este deseo obre en vosotros, sí, hasta creer de tal modo que deis cabida a una porción de mis palabras.” Alma 32:27

Así como una semilla necesita tiempo para hincharse, brotarse y empezar a crecer, debamos tener paciencia y permitir que a la palabra de Dios crezca en nuestros corazones y alimentar a su progreso con fe y la oración.

Como dije antes, los adictos pueden sentir que Dios este demasiado disgustado con ellos para ayudarles. Veamos en las escrituras ejemplos varios del amor a la compasión que tenia Jesucristo a los enfermos, los pecadores y los perseguidos. Muchas veces Él fue y sanó a los enfermos quienes los demás se negaron a visitar. En otras ocasiones, les mostró caridad y amor a aquellos que han cometido pecados serios.

La historia de la mujer adúltera es un ejemplo que le puede dar esperanza al pecador. Véase San Juan 8:3-11. Una mañana muy temprano vino Jesús al templo y los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio. Le preguntaron a Jesús si hubiera sido apedreada hasta la muerte a causa de su pecado.
“Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo. Y como insistieran en preguntarle, se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” Uno por uno los acusadores salieron, “acusados por su conciencia”, hasta que Jesús se quedara solo con la mujer. Se puso de pie Jesús y le dijo a la mujer, “Mujer, ¿donde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?”

Ella dijo, “Ninguno, Señor.” Entonces Jesús le dijo, “Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”

Jesús condonó el pecado de la mujer, pero no le condenó a la mujer. Él no la juzgó como persona mala, ni quiso darle una sentencia. El Maestro nos llama a cado uno “Vete, y no peques más.” Con estas palabras sencillas, la benevolencia y misericordia de Cristo se revelan. Yo soy tan agradecido por la ley del arrepentimiento. Yo les doy me testimonio que por medio de la expiación de Jesucristo, nuestros pecados serán perdonados si nos arrepintamos y llenemos nuestros corazones con el amor de Dios.

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